La creatividad requiere el coraje de dejar ir las certezas.
Erich Fromm
Hace algunos años tuve la oportunidad de leer el artículo La innovación en la enseñanza soportada en TIC. Una mirada al futuro desde las condiciones actuales, escrito en el año 2001 por la académica experta en educación Frida Díaz Barriga. En el documento, la Dra. Díaz Barriga compartía sus ideas acerca del futuro de la educación en relación con las posibilidades de innovación vinculadas a la incorporación de la tecnología en la escuela y reflexionaba en que, “en el contexto de la dinámica actual de las sociedades no puede sino concebirse una transformación radical de sistemas y procesos educativos, ya sea mediante la incorporación de las tecnologías en el aula presencial o bien mediante la implementación de educación a distancia”.
En el artículo -escrito hace casi diez años-, la autora hacía referencia a que las aulas del futuro serían escenarios factibles para el año 2020 en los que el uso de las TIC y la modalidad a distancia en las instituciones educativas sería algo cotidiano.
Hoy vemos que, como si hubiera tenido una esfera de cristal, el futuro visualizado por la Dra. Díaz Barriga nos alcanzó, pero el proceso de virtualización de las aulas no fue gradual, fue obligado y nos alcanzó por el empujón que le dio un pequeño pero peligroso virus.
Las escuelas son espacios de riesgo dadas las condiciones sanitarias que aún prevalecen en nuestro país. Por ello, en un acto de responsabilidad, pero no por ello menos doloroso, millones de alumnos y maestros tuvimos que decir adiós a las aulas y con ello las condiciones de enseñanza se modificaron radicalmente.
DESAFÍOS ACTUALES
El desafío es enorme para todos los que intervenimos en el proceso educativo, particularmente para los docentes el significado de enseñar en estas nuevas circunstancias es diferente…se requiere de un esfuerzo descomunal para que los niños, niñas y jóvenes estudiantes continúen con su instrucción formal. El proceso indudablemente conlleva varios obstáculos que sortear.
El primero de ellos es que el docente se enfrenta a la necesidad de atender las diversas y contrastantes posibilidades de acceso a equipos y tecnología que tienen las familias de los estudiantes. Por otro lado, es bien sabido que el acceso al mundo digital fue uno de los retos educativos planteados por la UNESCO al inicio del milenio, sin embargo, México perdió dos décadas en lo que respecta a la inclusión de las TIC en el campo educativo. Si bien el 69% de los mexicanos tiene acceso a internet (encuesta INEGI, 2019), el principal medio para la conexión de usuarios a Internet es mediante el celular inteligente con 95.3%, además de que existen grandes diferencias en el acceso a internet y la calidad de la señal en los diferentes hogares de estudiantes y de maestros.
Otro gran reto para los docentes es no caer en la tentación de tratar de trasladar la rutina de enseñanza de la escuela a la enseñanza virtual. La casa no es el salón de clases y la experiencia de aprendizajes en casa no puede compararse a la instrucción en la escuela. De tal suerte que el reto para los docentes es pedagógico. Durante esta inédita experiencia los docentes han tenido que desaprender técnicas y métodos de enseñanza para volver a aprender a ser maestros en un nuevo y diferente escenario. La forma de trabajo que habían aprendido y ejercido durante años se vio cimbrada por la epidemia, y tuvieron que desaprender apresuradamente para reaprender con la misma urgencia nuevas formas de enseñar. Por otro lado, aprendieron el uso de nuevas plataformas educativas en un tiempo muy corto y la búsqueda de recursos educativos digitales de apoyo se ha vuelto parte de su jornada vespertina diaria. Tal vez lo más importante es que la necesidad de buscar una pronta solución a los problemas develó a los maestros esa gran creatividad que poseen y que han llevado más allá de lo que ellos mismos imaginaban.
Otro gran desafío para los docentes es comprender que aprender de esta circunstancia es tan importante como agotar los programas estudio pues la contingencia sanitaria es una gran oportunidad para aprender a convivir en una realidad diferente y para lograr los llamados “aprendizajes para la vida” si, esos aprendizajes de matemáticas, ciencias, historia, artes, etc. que tienen como sentido final aplicarse en un contexto real de vida para tomar decisiones importantes que no nos coloquen en situación de riesgo. Que este momento tan apremiante que estamos viviendo es una oportunidad para desarrollar las emociones y valores como la tolerancia, el respeto, la generosidad y el cuidado de uno y del otro.
Finalmente considero que la situación más dolorosa que tienen que enfrentar los docentes es trabajar con los niños, niñas y jóvenes a distancia, muchas veces con cámaras y micrófonos apagados, privándolos de ese contacto personal que en muchas ocasiones es una guía para saber el ánimo que tienen ese día sus alumnos, que les ayuda a buscar formas para motivar y “enganchar” al alumno con el tema, que les apoya para establecer lazos e ir conociendo las características de cada uno.
Los docentes han demostrado que, en mayor o menor medida, están a la altura de esta extraordinaria situación. Las maestras y los maestros, merecen ser reconocidos y revalorados por ser los héroes que están sosteniendo la educación global y queremos reconocer la gran trascendencia e importancia social e histórica de su trabajo porque gracias a su constante y en muchas ocasiones silencioso trabajo, han dado estructura y contención desde su hogar, volviendo su recámara un aula, su jardín una instalación deportiva, su sala un salón de jazz, su estudio una sala de cine o su cocina un laboratorio de ciencias.
¡Gracias maestra, gracias maestro!
AUTOR: Ma. Guadalupe Pimentel Correa
Química Farmacéutica Industrial, Maestra en Educación, Diplomado en Educación para la Cultura Científica
Coordinadora Académica, Nivel Secundaria IDENAP
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